El fútbol brasileño (como originalidad), distinguiéndolo del fútbol que se juega en Brasil.
Recibo con diversión las críticas de que hago que a la gente le guste más el fútbol brasileño que su propio club. Me preocuparía si mis lectores estuvieran en manada gritando ‘chupa, cerdo/mofeta/bambi (gay)’ o haciendo estas ridículas canciones de odio que se han puesto de moda.
O sea, si mis lectores estuvieran tratando al fútbol como una grieta existencial que precisa usar el fútbol como una happy hour que expía todo el dolor, la sangre y la furia acumulada en oficinas asépticas formados a base de adulación y acoso.
Pero al contrario, siempre he dicho que amo más el fútbol brasileño que a mi club. Siempre he visto todos los grandes juegos y grandes jugadores con enorme alegría y expectativa. Para el resto, existen los macabros influencers o las pérfidas arrobas de ‘analise verdao’ [1], etc.
¿Y qué es amar el fútbol brasileño sino cultivar, sembrar, vigilar diariamente por esa ‘tecnología’ popular que ha resistido el tiempo y necesita estar siempre actualizada? No se trata de ganar o perder, de títulos, sino de amar no estar desterrado en tu propia tierra.
Amar a Fernando Diniz no es amar a Fernando Diniz o Fluminense. Amar a Fernando Diniz es adorar de nuevo la misma semilla del fútbol brasileño. Ese misterio de vida de sembrar, cosechar, sembrar de nuevo. No dejes que muera. No dejes que se extinga.
New Yustrich [2] se queja de las burlas de su afición gritando olé al rival goleado. vYtor [3]amonesta a Adson por driblar contra el rival en la lona. Estamos desterrados en nuestra propia tierra. New Yustrich y vYtor se toman demasiado en serio para entender el buen humor del sinvergüenza.
Ahora bien, no se trata de victorias o derrotas, de títulos, sino de amor por nuestras virtudes, de cariño y celo por el fútbol de nuestro pueblo que creamos. Un juego de asimetrías, de inventiva, de orden flexible, de cercanía, de atraer para engañar, de provocar por las risas.
Tener cariño y celo por este juego es tener cariño y celo por uno mismo y por el prójimo. Es replantar para no dejar que el fútbol brasileño (entendido como originalidad) se extinga. Es no dejar que el fútbol que se juega en Brasil deje de ser brasileño. Eso es siempre lo que ofrecí.
Post scriptum: El partido de Fluminense contra Cruzeiro el jueves (Copa de Brasil 24/06/2022) fue emocionante. Puro fútbol brasileño de movimiento, aproximación, adelantamiento, libertad, verticalidad y creatividad.
[1] Se refiere a Análise Verdão un medio donde se alaba el juego posicional y la racionalización de espacios que el Húngaro aborrece.
[2] New Yustrich es Abel Ferreira entrenador del Palmeiras del Campeonato Brasileño de Serie A. Húngaro le llama así por ser un “Protofascista autoritario” (sic), enemigo de la identidad del fútbol brasileño puesto que “No (le) importa (quien es) el mejor, el sistema está por encima del talento, el fútbol es sufrimiento, el orden se cumple con hierro y fuego”. Lo de Yustrich es un “homenaje” a Dorival Knippel, ex-técnico y ex-portero conocido como “Yustrich” que tenía una línea de comportamiento similar.
[3] vYtor es Vítor Pereira un entrenador de fútbol portugués que actualmente dirige el Corinthians de la Serie A de Brasil.
Anotaciones: Tweets de la cuenta Jozsef_bozsik2 @JBozsik2 que me he encargado de recopilar y traducir. El título fue propuesto por el propio @JBozsik2 cuando citó el hilo original. Para leer los tweets en portugués necesitarán su permiso. He incluido explicación de que significa alguna expresión en portugués (bambi) otras directamente las he traducido de forma aproximada. También he incluido una explicación de quienes eran Análise Verdão, New Yustrich y vYtor porque incluso un lector habitual de Húngaro podría confundirse si no concoe la terminología o el fútbol brasileño actual.