Las cuatro revelaciones.

por @JBozsik2

En la PRIMERA revelación, la táctica se reveló no solo como una geometría, una elección del entrenador, un envoltorio de la estrategia, sino como una parte integral de la vida, de la cultura, de los valores, de las mentalidades, de la psicología humana. Detrás de las elecciones entre posicional y funcional, simetría y asimetría, zonal o individual, rigidez o flexibilidad, existían las construcciones culturales que actuaban en la formación individual de cada jugador. Más que una elección táctica arbitraria o pensada por el técnico, cada individuo busca jugar como se siente y como se imagina. La cultura no es una estructura determinante, sino condicionante. Los choques culturales entre Rivaldo y Riquelme con Van Gaal fueron extremos de esa condicionalidad enfrentada.

En la SEGUNDA revelación, el fútbol se reveló como el juego elegido. Entre todas las actividades, la que mejor revelaba los dramas de la humanidad. Jugado con los pies (la parte más imprecisa del cuerpo), en un espacio amplio, con una bola grande y difícil de dominar, el fútbol era caótico, errático, impreciso, repleto de giros inesperados y sorpresas. Disruptivo y armonioso. El más débil vencía al más fuerte tanto como un pequeño y poco físico Maradona se camuflaba de “Anjo Torto” (Ángel de las piernas torcidas) [1] que erraba tantas veces como fuese posible solo para poder driblar a 5 ingleses después.

En la TERCERA revelación, las constelaciones muestran que el fútbol ya no es el mismo. Todas sus características (disrupción, imprecisión, sorpresa, invención, flexibilidad, irreproducibilidad) fueron domesticadas por personas obcecadas que no aguantaban el peso del sorprendente próximo segundo.

Poderosos se apropiaron de la naturaleza del juego y usaron sus mecanismos para que mutase a su imagen y semejanza. A través de las reglas, el tamaño del campo, la pelota, la ideología, transformaron el fútbol en algo aséptico — un juego reconocible, reproducible, repetitivo, mecánico.

Lejos de los ángeles creativos de ayer, los jugadores de hoy son meros reproductores del sistema. Son monstruos físicos y no ángeles inventivos. No crean, sólo cumplen. Nada de esto es un designio, sino una elección de los hombres. Basta con cambiar las estructuras formales del juego para revitalizarlo.

En la CUARTA Revelación lo recóndito de la humanidad es desvelado. El ascenso y la caída del juego muestran algo más profundo sobre nosotros mismos: la tentación de tener poder versus la ingenuidad del amor, sacrificar al prójimo o sacrificarse a si mismo, la milenaria lucha entre Leviatán y Behemoth [2].

Los obcecados por el poder creen que la vida es rendimiento, una lucha constante por el dinero, el éxito, el estatus, las conquistas materiales. Pero al final, se ahorcan con sus propias ilusiones, pues nada saben de la magia de lo imposible y lo invisible.

La fuerza creada por un amor sincero es una fuerza de la naturaleza que crea algo nuevo. Este “nuevo” es luego prohibido y paralizado por el poder. Y eso es lo que el materialismo grosero de la cultura corporativa y de rendimiento puede (hacer) en el fútbol: prohibirlo, paralizarlo, parasitarlo.

No obstante, estos poderes solo adquieren existencia y poder imitando, no pueden participar en la creación. Por eso, al final, gana el destruido. Es la dialéctica de la humanidad. En este remate, el final y el principio se convierten en la misma cosa. Es el remate final de la trama. El futbol es la vida.

[1] Anjo Torto, en español el Ángel de las piernas torcidas, era uno de los sobrenombres que le dedicaron a Garrincha. En este caso Jozsef_bozsik2 @JBozsik2 lo usa para establecer una relación entre Maradona y Garrincha por su aspecto físico, pequeño tamaño y estatus social como “alegrías del pueblo”.

[2] Leviatán y Behemoth son dos monstruos citados en la Biblia que Carl Schmitt utilizó como metáforas del conflicto entre Tierra y Mar en los estados modernos. La tarea del Estado moderno es re-organizar su política exterior y geopolítica de acuerdo a estas grandes masas en un contexto en donde las fronteras de un país no tienen porque ser limítrofes. Pueden estar separadas por grandes masas de agua y/o territorio lo que lleva lugar a grandes conflictos.

Anotaciones: Tweets de la cuenta Jozsef_bozsik2 @JBozsik2 que me he encargado de recopilar y traducir. El título fue propuesto por el propio Bozsik2 cuando recopiló este hilo en un tweet. Para leer los tweets en portugués necesitarán su permiso. He añadido un par de aclaraciones para ayudar a entender dos metáforas que ha usado Bozsik2 y que he asumido que algunos lectores quizás no entenderían.