¿Existió una conspiración contra la Super Liga europea?
Francesc Aguilar, subdirector de Mundo Deportivo, mantiene desde hace años una columna de opinión en el rotativo barcelonés. A raíz de la polémica derivada de la anulación del Celta — Real Madrid (05/02/2017), este veterano periodista decidió dedicarle su sección del lunes al presidente madridista. El texto acusaba a Florentino Pérez de haber filtrado a su prensa afín un posible futuro trasvase del equipo hacia una teórica Super Liga europea. Algo que Francesc Aguilar consideró un brindis al sol, pero no exento de riesgos, ya que, según él, las amenazas veladas hacia las instituciones que organizan los campeonatos están preñadas de riesgos.
Para reforzar sus argumentos, Francesc Aguilar sugirió que esta situación ya tenía un antecedente histórico, la famosa eliminación europea de la Quinta del Buitre a manos del PSV Eindhoven (1988), puesto que esta, teóricamente, se había debido a una carta que el desaparecido ex-presidente del Real Madrid, don Ramón Mendoza, le había enviado a los principales clubes europeos, solicitando que se adhirieran al proyecto de una “Super Liga Europea” (sic), que iba a tener como principial impulsor al grupo Media Partners, vinculado al magnate de las televisiones Silvio Berlusconi. Así pues, según Francesc Aguilar, el “arbitraje sufrido en el campo del PSV Eindhoven” (sic) habría sido una vendetta de UEFA contra el presidente madridista.
Si bien es cierto que los sucesos de aquellos años fueron importantes a la hora de modelar la actual máxima competición continental, los hechos no ocurrieron exactamente como Francesc Aguilar lo recuerda. Recientemente el periodista Miguel Delaney, de The Independent, ha publicado un artículo en donde fecha el nacimiento de la moderna Liga de Campeones en 1987, situando concretamente el punto focal en el Real Madrid vs Nápoles de la primera ronda. Un enfrentamiento tan temprano entre dos de los teóricos pesos pesados del año había inquietado al propietario del Milan, Silvio Berlusconi, quien entendía que ese sistema atentaba no solo contra el interés particular de su equipo, sino contra su modelo de negocio televisivo.
La prensa española se hizo eco de lo que comenta Miguel Delaney en diversas ocasiones. El diario generalista ABC hace referencia en su edición del 17 de julio de 1987 a las negociaciones entre Silvio Berlusconi y Ramón Mendoza por la retransmisión del partido Madrid-Nápoles, y se hace hincapie en que ambos presidentes compartían agenda en cuanto a promover que la UEFA aceptase una “Liga europea”. Ocho meses después, La Vanguardia publicó un artículo en donde se manifestaba que proseguían los contactos para hacer realidad una “liga europea”. Se hacían eco de una noticia de la Cadena SER, que había anunciado que el tema estaba siendo debatido por el presidente de la Liga Profesional de fútbol, Antoni Baró, junto a varios presidentes de otros clubes españoles. A su vez, la Cadena SER organizó un coloquio con Ramón Mendoza y Silvio Berlusconi, en donde ambos presidentes defendieron la necesidad de organizar una liga europea de fútbol. Ramón Mendoza especificó que se trataba de hacer evolucionar la Copa de Europa hacia un nuevo modelo, lo que a priori parece descartar que, inicialmente, se planteasen hacerlo sin la organizacion de la UEFA. El principal motivo esgrimido para dar este paso era el alto coste que suponían los equipos profesionales. Aunque Silvio Berlusconi se permitió incluso argumentar temas sentimentales, ya que consideraba que una liga europea supondría un impulso favorable a la propia “unidad europea”.
Dos temporadas después de aquel Real Madrid vs Nápoles, se repitió la indeseable coincidencia de un temprano enfrentamiento entre el campeón de España y el de Italia. Esta vez, Real Madrid vs AC Milan. Así que la polémica estaba servida. El diario El País recogió nuevas declaraciones sobre las postura de los presidentes de ambas entidades. Silvio Berlusconi se mostró conciliador, remarcando que no querían “herir la susceptibilidad de los dirigentes de la UEFA”. La propuesta de ambos perseguía la “reforma del sistema actual con una transición pacífica y gradual. No queremos una revolución”. Según él, porque el mundo del fútbol era “conservador”. El periodista del diario El País, Alex Martínez Roig, matizó en el mismo artículo que la UEFA prefería el sistema clásico por considerarlo “el más puro, ya que ningún país y ningún club, por muy rico que sea, tiene ventaja sobre los demás”. No obstante las necesidades particulares de los grandes trasantlanticos europeos chocaban teóricamente con la postura de UEFA. Por ejemplo, ese encuentro en la segunda eliminatoria le iba a costar al equipo perdedor unos 1.000 millones de pesetas. A diferencia del enfoque aséptico del redactor de El País, la italiana La Gazzetta dello Sport apoyó esa misma semana la propuesta de forma muy decidida. El martes 17 de octubre de 1989 publicaron un editorial titulado: “La estúpida Europa de monsieur Georges”, en donde no exigían una revolución, pero si la designación de cabezas de serie para las dos primeras rondas del torneo, de cara a evitar que los teóricos grandes pudiesen encontrarse antes de los cuartos de final.
El Real Madrid perdió por segunda temporada consecutiva la eliminatoria contra el Milan, pero esta vez los jugadores del Real Madrid se quejaron amargamente del arbitraje recibido durante el primer partido. Michel, Gordillo, Llorente o Buyo responsabilizaron directamente al colegiado del resultado. Sin embargo, cuando el Real Madrid quedó eliminado contra el PSV en Eindhoven (1988) la valoración fue totalmente distinta. Los jugadores madridistas asumieron totalmente la responsabilidad por el partido del Bernabeu y luego se lamentaron de su mala suerte en Holanda. En ningún caso señalaron al árbitro. Michel por ejemplo dijo: “Hemos caído por errores propios y es injusto. Hemos hecho siete partidos buenos y uno malo”. La única tensión arbitral que se produjo fue por un puñetazo accidental que recibió Michel, y que fue propinado por el propio árbitro del encuentro. Se debió a que el colegiado estaba gesticulando ante las reclamaciones de Jankovic por la falta de tiempo añadido, y el propio Michel consideró que era una anécdota sin importancia. Dado que el único gol que marcó el Real Madrid en aquellos 180 minutos vino de un penalti que anotó Hugo Sánchez en el minuto 6 del primer encuentro, parece poco convincente suponer que la UEFA había mediatizado de algún modo la actuación arbitral.
Otro aspecto que parece descartar por completo cualquier tipo de conspiración es que el equipo más exitoso de aquel periodo estaba dirigido por el principal promotor de la idea de una Liga europea. “La mayoría de estos rumores sobre una Liga europea parecen emanar de Berlusconi”, dijo por aquellas fechas David Will, vicepresidente de la UEFA. Por su parte, el periodista inglés, afincado en España, Graham Turner, aseguró en febrero de 1990 que Silvio Berlusconi le había presentado a UEFA un proyecto de reforma redactado por la agencia de publicidad Saatchi & Saatchi. Según Graham Turner la oferta no había sido bien recibida por parte del máximo organismo europeo y Silvio Berlusconi quedó estigmatizado como alguien cuyo único interés en el fútbol se circunscribía a la venta de los derechos de imagen. El periódico londinense The Sunday Times llegó a publicar unas supuestas declaraciones de Paolo Taveggia, director general del Milan, sugiriendo que ese proyecto “se haría al margen de la UEFA”. Si bien luego fueron desmentidas por Taveggia, quien además aseguró que su relación con los miembros de la UEFA era bastante cordial. Lo cierto es que tras abandonar el Milan, apenas tres años después, Taveggia pasó a colaborar con UEFA. Lo cual hace que la versión que ofreció sobre una buena sintonía con las institución parezca sólida.
Las especulaciones del artículo de Francesc Aguilar parecen pues infundadas. Más aun cuando el último dato que queda por ubicar, la participación de Media Partners, está totalmente descontextualizado. En el libro del profesor de economía, Tsjalle Van Der Burg, titulado “Football business: How markets are breaking the beautiful game”, se hace referencia a que esta empresa, con base en Milán, se presentó en 1998, cuando Ramón Mendoza ya no era presidente del Real Madrid, y fue entonces cuando se lanzó el proyecto con el nombre “Super Liga”. Detras de esta propuesta estaban Silvio Berlusconi, Rupert Murdoch, Leo Kirch y el principe saudí Al Waleed Bin Talal.
Y si bien Media Partners no consiguió su objetivo directo, si que cambió totalmente las dinámicas de poder en el fútbol europeo. El vicepresidente de UEFA, Antonio Matarrese lo resumió diciendo: “Estamos en el camino de un gran cambio. Media Partners nos ha obligado a revisar nuestra posición. Entre otras cosas, nos ha obligado a dar un reconocimiento político a los 12 grandes clubes europeos. Es una nueva realidad y hay que aceptarla”. La mayoría de los clubes de “el grupo de los 12” han sumado títulos de Champions League en las décadas siguientes, lo cual parece descartar que la UEFA haya tomado represalias arbitrales. De hecho, según el profesor Tsjalle Van Der Burg, la estructura de la competición favorece cada vez más a los clubes ricos de paises grandes. “Desde 1998, ha estado muy claro quien tiene el dominio en el fútbol: los clubes ricos”, dice Van Der Burg. Así que la verdadera conspiración ni la lideró UEFA ni fue clandestina. Se llevó a cabo con la connivencia de todo el fútbol europeo.